¿Art Nouveau o Art Déco?
En plena era victoriana, mientras todo el mundo estaba obsesionado con el progreso industrial y la producción en masa, William Morris fue contra la corriente y defendió lo hecho a mano desde su disciplina, el diseño; convirtiéndose en el líder de un movimiento que se conoce como Arts & Crafts.
Entre muchas otras cosas, William Morris diseñó y fabricó una serie de papeles murales y textiles que le aseguraron un lugar destacado en la historia del diseño, y que sentaron las bases para una corriente estética que se llamó Art Nouveau (‘arte nuevo’ en francés), que se extendió rápidamente desde el Reino Unido a toda Europa a fines del siglo XIX. Se dice que el Art Nouveau surge como respuesta al hastío que empezó despertar el neoclasicismo, ofreciendo a la burguesía más vanguardista una manera inédita de distinguirse y ser parte de algo nuevo. Todos podemos entender cuan expuestos hemos y seguimos estando al Art Nouveau cuando listamos su elementos característicos: motivos vegetales y animales; repertorios estéticos de tierras consideradas exóticas, especialmente de Japón; influencias de la pintura prerrafaelista (William Holman Hunt, John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti, William Michael Rossetti), así como de Toulusie-Latruec y Klimt. También eran parte fundamental del coctel todo el arte medieval y la arquitectura de Eugène Emmanuel Viollet-le-Duc. Puesto más simple aun: el Art Nouveau tiende al movimiento ondulante, a las curvas estilizadas y fluidas, a la asimetría. Así lo vemos en las ilustraciones de Audrey Beardsley (quien trabajó frecuentemente con Oscar Wilde), las famosas lámparas Tiffany, los jarrones de cristal de Emile Gallé, las joyas de Lalique; objetos llenos de hojas, ramas, flores, libélulas, mariposas, escarabajos y seres mitológicos como ninfas y hadas. El misterio y la magia tenían que estar presentes, como vimos en la película “Medianoche en Paris” de Woody Allen.
¿Quieres ver un ejemplo de art Nouveau en Chile? Dirígete a la Alameda, y casi al llegar a Plaza Italia admira la sede del Colegio de Arquitectos. De los estertores del Art Nouveau surgió otra corriente que quiso imponerse como una nueva forma de elegancia. Alrededor de 1910 y hasta alcanzar su momento más álgido en los años 20, la mayoría de las grandes obras arquitectónicas que se levantaban en Europa y EE.UU. correspondían a lo que se llamó Art Déco (abreviatura de ‘artes decorativas’ en francés) una estética fácilmente reconocible por quienes vieron “El Gran Gatsby” de Buz Luhrmann. Aunque tiene en común con el Art Nouveau su origen en las clases acomodadas, logró un nivel de alcance y democratización mucho más alto; además ha tenido muchos más cruces con otros estilos y ha sido revisitado con más frecuencia.

Si bien el Art Déco también abraza el pasado, incluso con más reverencia, está obsesionado con el futuro, la tecnología, las maquinarias y la velocidad. Como nos ha mostrado la clásica “Metropolis” de Fritz Lang y una enormidad de películas de los años 20, 30 y 40, donde se utilizó para evocar lujo y esplendor. Entre los elementos más reconocibles del Art Déco están las citas al arte del antiguo Egipto y a otros mitos fundacionales de pueblos originarios. Resaltan el uso de columnas como las griegas y romanas, pero ahora se encuentran con la abstracción geométrica, el futurismo, el constructivismo y aires tomados del cubismo. El Empire State y el Chrysler Building en Nueva York son grandes ejemplos de la arquitectura Art Déco, también de su ornamentación y longevidad. El de las postales de Miami es un Art Déco más tardío.
Por su intrínseca relación con el movimiento Moderno, muy potente en Chile, hay mucho más Art Déco que Nouveau en nuestras ciudades. De hecho, dentro del catálogo de las propiedades que maneja UBS hay una townhouse en el barrio Suarez Mujica cuya arquitectura puede describirse como náutica o buque, inspirada en la navegación y las líneas aerodinámicas (streamlined) de las embarcaciones de esa época, tal como vemos en el distrito Art Déco de Miami. Ñuñoa concentra una buena cantidad de Art Déco de inspiración náutica, aunque probablemente el emblema es el edificio frente a la entrada por Merced al cerro Santa Lucia. Ejemplos de Art Déco son la pinturas de Tamara de Lempika, las joyas clásicas de Cartier y generalmente todo aquello que se suele llamar “el viejo Hollywood”. También es muy Art Déco la admiración por lo moderno, por las maquinarias y las cualidades de diseño asociadas a ellas: la simetría, los cromados, simpleza y aerodinamismo; cualidades que pusieron en todo, desde autos a tostadoras. Por supuesto si pertenecen realmente a sus respectivas épocas tienen más valor, pero incluso los objetos que se fabrican hoy citando estas corrientes pueden ser grandes aciertos decorativos. Después de tanto tiempo te dan una seguridad: nunca pasan de moda.